14 mar 2015

SOBRE LAS VETUSTAS CIUDADES

"Sobre las vetustas ciudades -como fondo del cuadro,- sobre los paisajes de llanuras grises y de alcores suaves, en las estrechas callejas, devaneando por los soportales de las plazas, o tomando el sol sentados en los poyos, vemos a estos hombres con sus capas pardas, con sus sombreros grasientos, los ojos melancólicos y apagados, una comisura de ironía y de desdén en los labios. Entre estos hombres extáticos, absortos, hay algunos resignados; otros que encarnan el sentido activo: un sentido de exasperación, de nerviosidad, de rebeldía; son aristócratas, viejos caballeros, sienten revivir en su sangre lejanas impetuosidades guerreras, ansias de correr por el mundo, anhelos indefinidos de una vida aventurera. Y hay también otros hombres, entre este acervo de psicologías nacionales, que son humildes, resignados, que tienen una sonrisa de bondad indeleble, que no se alterar por nada, que todo lo sufren y que van de casa en casa -¡Ya está aquí don José!- llevando un poco de dulzura, de buen sentido, de reposo, de ecuanimidad. Todo esto, tan diversos tipos, en un ambiente de quietud, de marasmo, de ciudades muertas y de campos incultos, secos, yermos." (Al margen de los clásicos, Azorín)

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